Pregones
Pregón Semana Santa Almuñécar 2011:
 
Dejadle que se acerque,
dejad que me ilumine
con la cera cansada
de su cirio invisible.
Dejadme que lo toque
y que Él me acaricie,
que limpie sus heridas
y Él mis cicatrices.
Que lo bese en los párpados
antes de que no mire.
Que lo siga despacio,
que lo abrace sin límites,
que lo encuentre despierto
en un sueño sin crimen.
Su sangre ha padecido
demasiados abriles
y algún marzo que otro
de luna llena triste.
Cristianos de Almuñécar
no dejéis de seguirle,
que es nuestra la victoria
pues Dios jamás se rinde.
Aunque entierren su cuerpo
en un sepulcro virgen
germina como un árbol
de profundas raíces,
simiente de la espiga
y fruto de las vides.
Porque nunca hay final
donde todo es origen.
Cofrades de Almuñécar
dejad que resucite.2
Buenas noches, Almuñécar, buenas noches señoras y 
señores, cofrades y no cofrades, cristianos todos. Amigos 
míos.
No soy hombre de grandes escenarios, sino de distancias 
cortas, pero espero que no se note demasiado que estoy al 
borde de un ataque de nervios. 
Le pido a Jesucristo que hoy esté a mi lado, para que 
alumbre mi voz, para que le dé forma a mi garganta y me 
acompañe en el aliento. Que sea el estandarte y la cruz de 
guía de mi paso por la palabra, y me ayude a portar el 
sudor inevitable que recorre mi cuerpo, igual que  si hoy 
estuviera debajo de un trono.
Quiero darle las gracias, en primer lugar, de corazón y 
espíritu, a mi amigo José María Fajardo por sus generosas 
palabras, llenas de amistad. José María, muchas gracias.
Quiero agradecerle a la Agrupación de Cofradías y 
Hermandades de la Semana Santa de Almuñécar que me 
propusiera, en boca de su presidente, Antonio Díaz Aragón, 
para que fuese el pregonero de la Semana Santa de 
Almuñécar 2011. 
Quiero darle las gracias también a mi madre Leita y a mis 
hermanos, Francis y Antonio, que esta noche no ha podido 
venir porque está de guardia con una ambulancia. Y a mi 
pequeño sobrino, Daniel, porque cada día nos ilumina a 
toda la familia. 
También quiero darle las gracias a mi mujer, siempre. Que 
sobrevive sin contar los días. 
Y a mi padre, Antonio Jerónimo, porque cruzó el color de lo 
invisible. 
Y a Gema, la primera persona que escuchó este pregón, 
con la generosidad que la caracteriza.
Y quiero darle las gracias3
a todos mis compañeros.
A Julio y a los mellizos,
uno bueno y otro bueno,
a Javi y Rafa Medina
y Antonio Miguel Vallejo.
A los de mi Cofradía,
Hermanos del Santo Entierro
y a los que en la Esperanza
somos un solo horquillero.
A las calles donde crece
la belleza de mi pueblo.
A la mujer de Almuñécar
y a todos sus hombres buenos.
-Excelentísimo Alcalde del  Ayuntamiento de 
Almuñécar… don Juan Carlos Benavides.
-Querido  párroco de Almuñécar don Eugenio Valero 
López.
-Presidente de la agrupación de cofradías y 
hermandades de la semana santa de Almuñécar, y 
amigo, Don Antonio Díaz Aragón,
-Vicepresidente de la agrupación de cofradías y 
hermano de la Esperanza, y por tanto, mío, Don Javier 
Zarcos Cervilla.
- Amigos todos. 
No estoy aquí para dar un pregón. Yo nunca he sido 
pregonero y no creo que a estas alturas de mi vida 
vaya a aprender a serlo. Yo estoy aquí para hablaros de 
un amigo, de un amigo especial, de un amigo de todos, 
del mejor amigo, del único amigo que nunca falla, que 
siempre está. 
He pensado en su hermosura, en la belleza de su 
mensaje de amor, en su misericordia sin límites, en su 4
perdón absoluto, en la limpieza de su mirada, en la 
buena noticia.
En definitiva, he venido a contaros una historia de 
amor.
No quiere esto decir que el mundo cristiano y cofrade 
no tenga que esforzarse por ser cada día mejor, por 
evangelizar, por ponerse en camino para llegar a lo 
auténtico, por iluminar sus sombras con sus luces, por 
ser crítico consigo mismo y con la sociedad que a 
veces lo golpea igual que golpearon a Jesús en su 
pasión y muerte. 
Y he pensado en lo que me ha traído hasta aquí, en las 
palabras que me dijo un hombre mientras me 
estrechaba la mano con cinco testigos para que no 
pudiera echarme atrás. Fue una noche a altas horas de 
la madrugada, hace ahora más de un año, y yo no tenía 
que haber traicionado a mi cama.
¿Recuerdas Antonio? Me dijiste que lo hiciera por 
ellos, y por ellos lo he hecho.
Estoy aquí por ellos,
por los que construyeron
nuestra Semana Santa
en los primeros tiempos.
Por Eduardo Casillas
y por Miguel Revuelto,
por Rafael Banderas
y Manolo Cabello.
Por Guillermo Alabarce
y por los naranjeros.
Por Paco del Castillo,
Rafael Caballero,
Pepe Cuenca y Emilio5
Montes Galiana, el viejo.
Su hijo, también Emilio,
también del Nazareno
y Encarnación Fernández
esposa y madre de ellos.
Estoy por Juan Contreras,
Miguel Ángel Almendros
y Carmelo Guidet,
manos de carpintero.
Por Magdalena Bustos
y Conchita Mateos,
la familia Cervilla
moviendo sentimientos.
Por Gerardo Muñoz
y el estandarte negro
que cada viernes Santo
alzaba más que el viento.
Por los hombres del mar,
por los hombres del campo.
Por Antonio Contreras,
también por Paco Aguado
y por la Buena Muerte
de un Cristo sexitano.
Por Herrera y Antonio
Montes Peralta, hermano
y abuelo de Cofrades
del entierro más santo. 
Por Francisco Carmona,
sentimiento gitano
y Quina Gilabert,
Triunfo y Resucitado.6
Por aquellas hermanas
que guardaban el manto
de la Virgen Dolores,
su pesar y su llanto.
Por Teresa Pretel
y Paquita Liranzo.
Y por Antonio Petra,
legendario romano.
Por mi abuelo y mi padre
y aquel hombre descalzo
que acompañaba a Cristo
todos los Viernes Santo.
Por Antonio Casillas
y Manuel Ros Galiardo,
por Pepe el yinch y Andrés
Muller, tantos y tantos.
Por aquellos que fueron
y que no se han marchado.
Seguro que caminan
detrás de nuestros pasos,
debajo de San Juan
u ocultos en el manto
de la Virgen María
cuando llora su palio.
Con la Cruz de Jesús
o su rostro en el paño
de la Santa Verónica
la mañana del Paso.
O a lomos de una burra 
que quiere ser caballo.7
O en la noche del Viernes 
a Cristo acompañando
lo mismo que María,
igual que mis hermanos. 
Estoy por Paco el rubio,
por los que no he nombrado,
involuntario olvido
sin querer olvidarlos.
Todos los que llevaron
a Jesús en sus hombros.
Por Javier del Castillo,
por la mesa del mono,
por aquellas centurias
más doradas que el oro.
Por Javier revillana,
Miguel Montes Reinoso,
por Antonia Rodríguez
y Antonio el anchuroso.
Por aquellos que fueron,
por todos los que somos
y por los que vendrán
después de irnos nosotros.
Por los que día a día,
por los que fecha a fecha
construyeron un nombre,
el nombre de Almuñécar.
Por los que gota a gota,
por los que piedra a piedra
construyeron un templo,
Iglesia de Almuñécar.    8
Yo me he criado aquí. Desde chico soy parte de esta Semana 
Santa, y la he visto crecer mientras crecíamos los dos sin prisa. 
Mientras llegaban unos y se marchaban otros, mientras el 
Cristo de la buena muerte venía a bendecirnos en mitad de una 
misa o El Huerto echaba sus primeras raíces.
Tenía la  mirada a medio hacer, y los ojos más grandes y 
generosos, los de un niño.
Yo me he criado aquí, y recuerdo los sobresaltos de la gente 
que veían de pronto tumbado a Jesucristo en un sofá de mi 
casa. 
Recuerdo aquel balcón privilegiado desde el que veía salir 
todas las procesiones. Las noches de caseta en la feria de 
Agosto y a mi padre contando todos los años las mismas 
anécdotas en los mismos lugares. Aquellos Viernes Santo. 
Y recuerdo mi traje azul eléctrico que tanto le gustaba a mi 
amigo Antonio González. O cómo todo el mundo nos decía lo 
alto que éramos mis amigos y yo en la procesión del Silencio.
Yo me he criado aquí. Recuerdo cuando la Piedad no era más 
que una niña chica que caminaba despacio de la mano de Juan 
José Polo. Y ahora es una preciosa mujer que no puedo dejar 
de mirar mientras camina más firme que nunca.
Y me acuerdo también cuando Julio y yo, mi Julio, cada uno en 
su trono, San Juan y la Esperanza, nos cogíamos de la mano 
al recogerse la procesión el jueves santo a altas horas. 
Las mismas altas horas a las que terminan los vestidores  que 
dudan entre una blonda o unas tablas para la Esperanza o 
Santa María del triunfo. Sin embargo, Ella no duda, porque es 
la mismísima belleza.
Me acuerdo de aquel año  vestido de romano, y como el año 
pasado repetí la experiencia después de más de 20 años y de 
recorrer el camino del Gólgota junto a mis amigos de San Juan.
Me acuerdo de mi capi, Antonio López y me acuerdo de Stefan 
después de la procesión de la borriquita. Siempre había una 
cerveza fría y  un trozo de carne caliente detrás de su sonrisa 
abierta. 
Han pasado los años,9
han crecido los niños
igual que el fruto púrpura
de la vid en el vino.
Han huido los años
y se agotado el brillo
de la luz de una vela
que temblaba de frío.
Acechaban las sombras
detrás de cada cirio
que alumbraba el sudor
rojo de Jesucristo.
La cruz de cada día,
el peso del latido
que busca sangre y halla
heridas del destino.
Hay tantas cicatrices,
madera del olvido,
que acaso han sido usadas
para los crucifijos.
Que no son tiempos fáciles,
que hay tanto dios postizo,
tanta ley ilegítima,
tanta luz de artificio,
tanto afecto inconcluso
que la imagen de Cristo
solamente aparece
en los ojos sencillos
y en la escasa estatura 
del que vuelve a ser niño.
Y es ahora, al hablar  de los niños, cuando quiero que mi 
amigo Antonio Díaz me ayude a descubrir el cartel oficial 
de la Semana Santa de Almuñécar 2011. 10
Ha querido el destino que la fotografía  elegida sea de una 
de las Cofradías a las que pertenezco, y si Dios quiere, 
este año llevaré a la Esperanza por las calles de Almuñécar 
por vigésimo sexto año consecutivo. Muchas vivencias 
desde que no era más que un adolescente. 
Adolescente como ella
toda vestida de negro
porque ha muerto Jesucristo
otro año en nuestro pueblo.
Toda vestida de luto
y un rosario entre los dedos
está cerca de María
y María de este pueblo. 
Su perfil adolescente
es limpio como el espejo
donde se mira el cristiano
para ver lo verdadero.
Jueves Santo en Almuñécar
y Jesús el nazareno 
camina tan lentamente
que sus huellas son recuerdos.
La Virgen de los Dolores,
cada puñal es un beso,
cada lágrima es un nombre
bautizado en el silencio.
Cristo de la Buena Muerte,
crucificado en el cielo
porque Almuñécar no quiere
crucificarte de nuevo.
Y la Esperanza siguiéndole,
no soy más que un horquillero11
que detrás de Jesucristo
la lleva a su triste encuentro.
Llora por todos los hombres
y llora otra vez el tiempo;
Jesús muere cada día
que no lo reconocemos. 
Es la imagen del presente,
del futuro y del pretérito,
los hombres y las mujeres
de Almuñécar te queremos.
Te seguimos, te llevamos,
por las calles, en el pecho,
por tu sangre y en la luz
desnuda en el sufrimiento.
(Este poema está dedicado a Don Antonio Díaz Aragón, 
porque él fue quien me sugirió que escribiera algo 
sobre este tema)
Madre, virgen de la Antigua,
antigua como el ayer,
haz del pueblo de Almuñécar
estos días Jerusalén.
Con madrugadas dormidas
sobre un amanecer.
Con las cuestas empinadas
del Barrio de San Miguel
donde parece que clavan
a Jesús de Nazaret.
Esas calles de piedras,
pequeñas como un clavel12
traspasan a Jesucristo
con clavos de anochecer.
Y la puerta de Granada
abierta como la piel
de una ciudad que se entrega
lo mismo que una mujer.
La virgen de los Dolores
abre sus brazos al ver
la vega besando al mar,
la orilla a la que volver.
¿No os parece que Almuñécar
es como Jerusalén?
Jesucristo caminando
y el calvario en San Miguel.
¿No os parece que Almuñécar
ya no tiene tanta sed?
Jesús la riega con sangre,
con el agua de la FE.   
Es el primer sábado de cuaresma, del itinerario hacia la 
Pascua, ese paso de la muerte a la vida que nos 
purifica del pecado. Que debe comenzar en la justicia 
cristiana, porque esa justicia nos lleva al amor, 
manifestado en la misericordia, que va mucho más allá 
de la compasión y de la limosna. 
En este camino, debemos acompañar a Jesús, tomar la 
cruz cada día camino de la salvación, acercándonos a 
las personas antes que al mundo material, siendo 
siervos de Cristo desde la libertad, y no como una
obligación o un modo de quedar bien. 
Es tu costado un altar
y una elegía de sangre.13
El verdadero camino
y el único caminante
que inicia todas las fuentes
y agota los manantiales.
Tus llagas son cinco lámparas
que quiebran oscuridades,
que rompen la soledad
atrapada en cristales.
No hay otra luz contagiosa
que nos enferme y nos sane,
no hay otro abrigo o calor,
otro verano en la carne
que destituya al invierno
de nuestro espíritu errante.
Me ha bautizado tu nombre,
me han llamado tus vocales
al diptongo de la vida
y al sonido impresionante
de la palabra más bella
y del lenguaje más grande.
Porque Tú eres la respuesta
a cualquier interrogante,
tu muerte es vida, Señor,
y los siglos son instantes.   
Me ha bautizado tu nombre, me han llamado tus 
vocales al diptongo de la vida. Efectivamente, tenemos 
que ser verdaderos discípulos de Cristo y convertirnos 
cada día en su palabra. Escucharlo y hablar con Él. En 
definitiva, tener presente, sobre todo en estos días, la 
oración para estar cerca de Cristo y la reconciliación 
con cada uno de nuestros hermanos.
Injerto de tu amor en el bautismo,  
soy la semilla convertida en fruto.
Mi nombre es tuyo, y no sería el mismo14
si no estuvieras Tú cada minuto.
No se derrumba en el mayor seísmo
la fuerza de tu origen absoluto,
hermosura que ciega el espejismo
donde a veces te busco sustituto.
Bautízame otra vez, limpia mi nombre
de raíces ficticias, de adjetivos
derrotados y páramos cautivos.
Porque aunque yo no sea más que un hombre,
si estás conmigo, brota cada día
el agua necesaria en la sequía. 
Porque Jesús es el alimento y la bebida, el valor 
verdadero de nuestros pasos, la hermosura de una 
huella que sobrevive bajo el polvo de este camino 
cuaresmal. Que nos guía hacia la Verdad, que nos 
cambia desde dentro.
CORDERO DE DIOS
Sé que no es fácil encontrar tu huella
oculta bajo el polvo de otros pasos.
Que los siglos se pierden en el tiempo,
que los relojes llegan con retraso.
Sé que el mejor recuerdo va al olvido,
que se traga la luz siempre el ocaso
y que a veces la noche se ilumina
con fuego artificial, cirio de paso. 
He buscado en los mástiles la llama
de una bandera sin color ni Estado.
Sin memoria en las páginas del libro
que sigue estando escrito sólo en blanco.
No había un sustantivo sin un nombre.15
No había corazones desangrados.
Tan sólo una razón y mil latidos,
tan sólo una palabra entre los labios.
Tan sólo una verdad, sin adjetivos,
tan sólo la hermosura sin tamaño.
Una manera de soñar distinta,
distinta a cualquier sueño imaginado. 
Tu huella sobrevive bajo un verbo
pequeño, de dos sílabas, callado
que solamente escuchan unos pocos,
que sólo el pan y el vino han conjugado.
Tu huella es un camino transparente,
tu huella es la mayor sombra del árbol.
Un puente en alta mar, la eucaristía,
el cordero de Dios sacrificado.
La huella salvadora, la noticia
no es otra que Jesús Sacramentado. 
Es en la Eucaristía donde Jesús está vivo, donde 
quiere estar con nosotros, donde se entrega cada día 
igual que se entregó en la cruz. El verdadero culto a 
Dios. 
Origen y final, fermento de alegría,
duermes en la madera, despiertas el instante
exacto como un féretro, precioso caminante
sobre la tierra, el mar, sobre la eucaristía.
Sinónimo de luz y de sabiduría,
en un solo bocado cabe el impresionante
sabor de tu estatura, el amor del amante
que no abandona nunca a su genealogía.
Tu cuerpo dividido es la mayor llamada,
la raíz de la tierra, la fruta que madura
en un árbol más joven que los años sin meses.16
La cena está servida, la sangre derramada
por todos los pecados, por cada criatura
que desnuda sus labios para que Tú lo beses.  
Él fue el primero que desnudó su cuerpo y su alma 
para nosotros y por nosotros. 
Desnudo está Jesús,
su pecho de oro
y el vientre del color
más doloroso.
Su espalda es de marfil,
de incienso el rostro,
un valle de dolor,
río sonoro.
Despojado, un altar
de trigo rojo,
mayúsculo perdón
en nombre propio.
Y alguna cicatriz
llora sin ojos
abierta como el cáliz
del cielo roto.
Y un camino descalzo,
lleno de polvo,
deja huellas de amor
sobre aquel tronco.
La cruz espera el fin
de Cristo y sólo
aparece el origen
de Dios glorioso.
En medio de la sed
de los arroyos.17
En medio de la luz 
que alumbra a todos.
Porque aunque Jesucristo muera cada Viernes Santo, 
porque aunque su cuerpo  duerma y parezca pequeño 
en la cruz o en el lecho del Sepulcro, sin duda, es la 
mayor altura…
Que no termina aquí, que no termina
en un sepulcro el verbo conjugado.
Que no regresa para ser pasado
ni se detiene el pan, agua y harina.
Que germina en la tierra, que germina
en un sepulcro el cáliz derramado.
La sangre del amor crucificado
reconstruye raíces en la ruina.
El magisterio de su amor me enseña
que la altura es mayor si es más pequeña,
que aunque duerme, Jesús está despierto.
Que la muerte no da por concluida,
-cáliz de salvación, trigo de vidalas paredes del alma, hogar abierto.
Y allí estuvo María… mirando a un hijo que ya no la 
miraba. Ahora sólo le queda esperar. Esperar la 
resurrección de Jesús, el Triunfo sobre la muerte… la 
propia destrucción de la muerte.
Siete dolores, Madre, invaden tus mejillas
como gotas de sangre arrancadas del pecho,
como raíces verdes que mueren amarillas, 
como rocío puro en la hoja de un helecho.
Estás antes del fruto igual que las semillas18
y abrazas a tu hijo apagado en el lecho.
Antes que lo sepulten, en tus manos sencillas
comienza a germinar su Espíritu en barbecho.  
Porque todo lo puede quien crea la hermosura,
quien alumbra en su vientre la palabra hecha vida
y acepta siete sombras en medio de la luz.
Reposa a ras del polvo la mayor estatura,
y Tú, mujer, la limpias de toda despedida
siguiendo a Jesucristo desde el parto a la cruz. 
Y allí estuvo Juan…representándonos a todos 
nosotros, siendo el primer hijo de María, el primer 
ladrillo de la Iglesia, el puente para que todos los 
hombres seamos sus hijos…
Una sombra alargada
es lo único que queda
de la luz más hermosa
que ha azulado la tierra.
Que ilumina la tarde,
que en tu mirada tiembla
como la juventud,
como un amor que empieza.
Solamente una sombra
baja de la madera
y astilla el mediodía
con una luz de leña. 
A los pies de la cruz,
lo mismo que una huella
que el polvo no ha cubierto
de olvido o de maleza.
Porque has sido testigo
de la mayor entrega;19
La sangre derramada
de una alianza nueva.
Abrazas a María
cuando el templo se quiebra
para resucitar
gota a gota en la piedra.
Eres el primogénito
de una familia extensa.
Eres el primer fruto
de una larga cosecha.
Sarmiento originario
de la primera Iglesia.
Heredero de Dios,
Hijo de la belleza.     
Pero antes lo bajaron de la cruz. Gracias a unos 
hombres valientes, que no negaron ni huyeron. 
Valientes, como tenemos que ser los cristianos. Y dar 
testimonio de nuestra Fe. Aunque se rían, aunque no 
nos escuchen, aunque nos desprecien…
Te bajan de la cruz,
ruina del cuerpo,
cuando el amanecer
roza los sueños.
El alba es la raíz
de un árbol seco
que quiere germinar
sobre mi pueblo.
Nicodemo y José
no tienen miedo
y recogen el pan20
del sacramento.
Recolectan la luz
del gran misterio
que resucitará
antes del tiempo.
El cáliz de la vid
igual que un beso
en la pálida piel
de un hombre muerto.
Y allí estaba María…
Un barrio entero sale de sus casas
como los corazones de las pieles
cuando aman de verdad, cuando se entregan
igual que los relojes al presente.
De madera es la muerte, de madera
alzada como un faro en el poniente.
La luna es la muchacha más hermosa
porque el sol envejece de repente,
porque el tiempo no tiene un horizonte
al que huir cuando mata a un inocente.
La tierra se resume en un instante
y el cielo baja a ver lo que sucede.
Los colores emigran del paisaje
porque ha muerto la luz omnipresente.
Que no hay pena más grande ni más alta
ni dolor más auténtico y solemne
que la muerte de Dios, que el de una madre
que recoge a su vástago en el vientre21
lo mismo que al nacer, pero sin vida,
lo mismo que al nacer en el pesebre.  
Pero antes murió en la cruz. Murió por cada uno de 
nosotros. Redentor del hombre, sigue muriendo cada 
día, sigue muriendo cada Semana Santa…entregando 
su aliento…  
Por las calles de Almuñécar
silencio, sólo silencio,
que pasa la comitiva 
y a Jesús lo llevan muerto.
Un eclipse de tambores,
tan sólo el sonido negro
del cortejo de la muerte
caminando mi pueblo.
Las trompetas se han callado
y en la cruz se calla el cuerpo.
La garganta de la tierra
parece un reloj sin tiempo,
sin sonido, sin raíces,
sin semillas, sin aliento.
Se calla el pueblo, se calla
el horizonte en el cielo.
Delante de Jesucristo
se calla un cirio en su credo. 
La verdadera palabra,
el amor del magisterio,
la belleza de las sílabas
que pronuncia este silencio.22
Y el tiempo se detuvo. Y la noche bajo a ver el día. 
Tembló la tierra como temblamos nosotros cuando 
vemos de nuevo a Jesús muerto en la cruz.
Huyen las horas de un reloj ficticio.  
Abandonan al sol de mediodía,
abandonan al hombre que podía
haber puesto la muerte a su servicio.
Deserta la palabra de su oficio.
Y el silencio es tan grande que podría 
romper la tierra, oscurecer el día
y cambiar la verdad desde su inicio.
Y sólo un joven se detiene al verte 
agonizar sobre una cruz delgada.
Y María lo abraza como a un hijo.
Aunque parezca que la buena muerte
es el final, la eterna madrugada,
hay otra luz al pie del crucifijo.
Y allí estaba María…
               No te alcanzo, me acerco de rodillas
a suplicar el último contacto
de la Luz, como sombras amarillas
que han privado a sus párpados de tacto.
No te alcanzo, me pongo de puntillas
igual que un niño en el cincel exacto
de la naturaleza. Las semillas
del hombre y la mujer, de Dios el pacto.
              
Triángulo amoroso, Madre e hijo
                y Juan testigo al pie del crucifijo
                de la entrega, el amor y la agonía.23
                La verdad ha vencido a la impostura
y la vida a la muerte, aunque María
aún no lo sepa y llore su Amargura.
Pero antes cargó con su cruz: la cruz que también 
llevamos nosotros cada día. Él nos mostró el camino, 
el camino de la luz y de la verdad…  
El Señor de Almuñécar
ya camina sus calles.
La puerta de Granada
y la cuesta del Aire.
En la plaza se encuentra 
el dolor de su Madre.
Y el paño de Verónica
en su rostro de sangre.
Y se arrodilla Juan
cuando ve su semblante,
oro, mirra e incienso
y la luz de su Padre.
Jesucristo va al mar,
soberano del valle,
de dos ríos pequeños
y de todos los árboles.
De los peces y barcos,
de las piedras impares
que buscan su pareja
en sus huellas reales.
No te caigas, Jesús,
sobre los almanaques
y levántate siempre
de cualquier desenlace.24
Aunque llore María
y aunque el pueblo se calle
sigue siendo tu cruz
el mejor estandarte.
El que siguen los hombres
y se eleva en altares,
pan y vino, Victoria
del maná sobre el hambre.
Ya se empina la cuesta
que te lleva a la tarde,
al Sepulcro, Jesús,
la muerte de la carne.
Magdalena detrás
recogiendo tu sangre.
Y a su espalda María,
tu dolorosa Madre
bendiciendo a este pueblo
con su abrazo más grande.  
Y nosotros lo imitamos cada Semana Santa, cargando 
sobre nuestros hombros su pasión, muerte y resurrección…
Horquillero, en tus hombros
ya no pesa el dolor
porque llevas a Cristo
a su triste misión.
O a María que llora
como un cirio al calor.
Una madre sin hijo,
un clavel sin color.
Lo ha perdido en la sangre
de la herida mayor,
la que mata inocentes
y asesina a traición.25
Horquillero, sin prisa
como avanza el amor,
como crecen las cosas
buenas del corazón.
Horquillero, no corras
como corre el reloj
cuando busca un segundo
que desapareció.
Horquillero que esperas  ¿?
mientras el Salvador
abre sus puertas, abre
las de la Encarnación.
No hay atajos ni puentes,
Solamente el Señor
o María que llora
en una advocación.
Horquillero, en tus hombros
sólo pesa el perdón
y la sombra invisible
de la imagen de Dios.
Y allí estaba María…  
No es fácil alumbrar
la noche almuñequera,
nada fácil vestir
la oscuridad de huellas.
El camino es de polvo,
madrugada perversa
cuando baja del cielo
como una sombra vieja.
Aunque vengas, María,
tu camino es de vuelta.26
Recorrido sagrado
que no vendes, lo prestas
al que quiere encontrar
lo que no tiene pérdida.
Amazona del río
que de noche despierta.
Que amamanta a los peces
con su verde tristeza.
Sigue siendo tu manto
un abrazo de veras,
un abrazo de madre,
un abrazo de tierra.
No te marches, María,
del color de la almendra
cuando aún es tan joven
que se sabe pequeña.
Siguen siendo tus lágrimas
el calor de las velas
que derrite el pecado
de la noche más lenta.
Y la imaginería
de tus mejillas quietas.
Sigue siendo tu rostro
la mayor luna llena.  
Y se cayó tres veces, y le ayudó el cirineo a cargar con 
su cruz, igual que tenemos que hacer nosotros con los 
demás. Y limpió su rostro la Verónica…  
Te has caído, Jesús, hasta tres veces
sobre tu propia vida derramada.
Pero te has levantado y resplandeces
más allá de la sombra consumada. 27
Al limpiarte las llagas amaneces,
paño de amor y sangre conjugada
en el verbo de Dios, la luz que ofreces
más allá del dolor de tu mirada.
Te has caído Jesús y al levantarte
como el amanecer en las colinas,
el paño de Verónica te alcanza.
El cáliz de tu rostro, el estandarte
de la Fe construida en las espinas;
tus ojos de perdón y de esperanza.
Y allí estaba María… y nosotros con ella…Todos 
sufriendo con ella, todos llorando con ella… 
Permíteme, María, ser tu paso,
caminar tu sagrado recorrido
y recoger la luz como un ocaso
silenciando la sombra y el sonido.
Permíteme, María, ser el vaso
donde viertas tu pena, y da sentido
al lento transitar que avanza al raso
compartiendo el dolor, tu verde herido.
Abrázame, mujer, soy tu sudor
y soy tu escalofrío, el movimiento
pequeño de tu palio y de tu manto.
Abrázame, mujer, con el amor
de tu Esperanza, madre, cuando siento
en mis hombros el peso de tu llanto.
Pero antes fue azotado, coronado de espinas y 
condenado a muerte… La mayor injusticia cometida 
jamás por el hombre. Aunque la historia de las 
injusticias es larga y extensa, y se completa cada día, 28
con más injusticias, con todas las que cometemos al 
juzgar a los demás.
El Martes Santo Cristo es un gitano
atado a la columna de humildad
mientras abre su carne algún romano
y le escupe en los ojos su maldad.
Pero es el cuerpo de Jesús arcano
de madrugadas sin oscuridad,
y su maltrato es el amor cercano,
la herida abierta de la libertad.
El Martes Santo Cristo es tan moreno
como la noche, como la hermosura
del sur en la mujer almuñequera.
Y a su cabello negro me encadeno
igual que Cristo a su misión de altura,
a su crucifixión en la madera.
Y mientras, antes que cantara el gallo,
le negaba el discípulo de piedra,
el mismo apóstol que secó sus redes
para seguir a Cristo por la tierra.
Quería ser un pescador de hombres,
agricultor de la mayor cosecha.
Podría haber sido almuñequero, pueblo de pescadores y de 
agricultores a lo largo de los siglos. Pueblo  milenario  que 
siempre ha acogido a otros pueblos venidos por la mar.
Ha bajado la marea
y el crepúsculo ha subido
hasta la luz que ilumina
el rostro de Jesucristo. 29
La despensa de los mares
suelta un pez sumergido
en la anchura de la playa,
en la delgadez del frío.
Que viene del horizonte,
que llega desde los ríos
que alimentan al océano
y nutren a los olivos.
Donde un hombre de rodillas
ora a media voz lo mismo
que una madre tararea
una canción a su hijo.
Las palabras no se escuchan
y sin embargo son gritos.
No se cruzan las miradas
de unos ojos malheridos.
Lloran como una montaña,
duelen como el amarillo
en las hojas de los árboles,
en la postal del olvido.
Se aproximan los relojes
a reclamar su destino,
las horas más actuales
y el segundo más antiguo.
Y todo comenzó un Domingo de Ramos, y todo sigue 
comenzando un Domingo de Ramos, una mañana de luz, 
una mañana de niños, de sonrisas abiertas y tristezas 
cerradas.
Mujer, abre el balcón
y asómate a la calle
que el Domingo de Ramos
se viste de paisaje.30
La túnica de hebreo
en los niños y madres,
la mañana desnuda
en la piel de los mares.
La alegría temprana,
las voces desiguales,
la luz almuñequera
en todos los cristales.
Mujer, abre el balcón
y deja entrar la calle.
Que la burra es pequeña
y Jesús es muy grande.
Se ha cerrado la noche
y Almuñécar se abre
como boca que besa,
como río en el valle.
Como olivos al viento,
como palmas al aire.
Y allí estaba María. Siempre María… acompañando a 
Jesús, acompañando a este  pueblo, María Santísima de 
Almuñécar.
               ¿Cuántos nombres le han dado a tu mirada?
Junto a la Buena Muerte de Amargura,
Inmaculada Concepción, tan pura
como la Soledad arrodillada.
Dolores y Esperanza iluminada
en la ceguera de la sepultura.
Alba, Piedad, Salud, cuánta hermosura
alberga el palio de la madrugada.
               No tardes en triunfar, Reina del cielo,
en secarte las lágrimas de pena
para alcanzar la Antigua luna llena.31
               E izar la Encarnación siempre en tu vuelo.    
Que no quiero más Virgen que la mía.
Que no quiero más madre que María. 
HE DICHO.

Juan Miguel Jerónimoo Ruiz

PREGÓN OFICIAL DE LA SEMANA SANTA DE ALMUÑÉCAR 2010.

 
Buenas noches Almuñécar, señoras y señores, cofrades de aquí y de otros lugares que amáis la semana santa como Concha, Manolo o Quica, que os desplazáis desde otros lugares para pasar un buen rato cofrade, buenas noches y gracias por permitirme ser hoy vuestro pregonero, vuestro consejero, vuestro compañero y amigo.
 
Antes de nada me van a permitir agradecer las cariñosas palabras de mi gran amigo Loren, con todo mi afecto, gracias Loren por tus hermosas palabras eres un gran amigo y siempre me honras con tu presencia en todo, dándome tu apoyo y cariño. Gracias hermano. Asimismo quiero agradecer a mi familia a mi mujer Monica y a mi hijo Antonio este pregón porque sin ellos, no tendría las fuerzas para seguir defendiendo causas justas. A mis padres, Antonio y Gracita, por darme los medios para poder expresarme hoy aquí, como me han enseñado desde niño, en libertad y con respeto a todo el mundo. Gracias.
 
En nuestros días, el hecho de poder estar en un escenario como el de esta casa de la cultura, llevando a cabo un acto de libertad religiosa como es este, donde todo el mundo es bienvenido y a nadie se le niega la entrada, donde se habla de semana santa, de el Dios católico, de fe cristiana, del símbolo de la cruz, de santos, de lagrimas y esfuerzos, de perdonar y de amar al prójimo. En definitiva de ser cristianos es hoy día un privilegio y casi una osadía ya que algunos, quieren acallar el sonido de nuestras voces para relegarlas al rincón de lo obsoleto, viejo o caduco. Quién sabe si en un futuro, este acto pudiera ser ilegal y estar prohibido.
 
Nos quieren enviar de nuevo a las catacumbas, enterrar nuestra voz bajo metros y metros de intolerancia. A esos mismos a los que no les tiembla la mano para firmar leyes de aborto hoy les chirriaran los oídos, hoy les digo que lo van a pasar mal, porque en Almuñécar la gente es cristiana y cofrade y eso no podrán callarlo los que no creen en nadie ni en nada, salvo en el sillón de su despacho político. Por eso hoy, 20 de febrero, esta tarde, desde esta santa tierra sexitana, la Almuñécar cofrade, la Almuñécar que no comprende a Cristo sin su Madre, porque para nosotros, María está “unida a Cristo con un vínculo estrecho e indivisible” y no podrán separarlos de nuestros corazones. Por eso la Almuñécar cristiana desde aquí se revela y les grita a todos bien fuerte que seguiremos aquí dentro de otros 2000 años orgullosos de ser católicos.
 
Excelentísima concejala Dª Eva Gaitan. Estimado Sacerdote de Almuñécar D Miguel De Haro Iglesias. Vice- Presidentes de la agrupación de cofradías de Semana Santa de Almuñécar Francisco Javier y Antonio.
 
Aquí estoy para contaros lo que sabéis mejor que yo. Cualquiera de vosotros podría haber sido el Pregonero, porque mi único merito, a pesar de haber realizado presentaciones como bien ha indicado mi amigo Loren, es que me siento cofrade y orgulloso de ser cofrade, de los cofrades de todos los días del año.
 
Me van a permitir todos Uds. que esto de hoy, no sea el típico Pregón de Semana Santa, me van a permitir que hoy, hagamos una reflexión, pregones hay muchos dirigidos a todos y cada uno de nuestros titulares, realizados con gran maestría por pregoneros como Victor Rivas, Dani Olivares o Fermín Anguita de los que yo no podría ponerme a su altura. Grandes maestros del verso y la rima, podremos escuchar en estos días de Cuaresma, por eso quiero aprovechar este momento, para intentar desde lo más profundo de mi ser, que al salir de este auditorio, seamos mejores cofrades o al menos que veamos a nuestros semejantes como compañeros de fe, como personas que intentan lo mismo que yo. Deseen que nuestra Semana Santa de Almuñécar sea digna de sus gentes que todos veamos en nuestra Semana Santa el fiel reflejo de la actitud de un pueblo, para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
 
Y antes de que inicie a acariciar a mi querida Almuñécar y a su Semana Santa no quiero hacerlo con el cartel oficial de la Semana Santa de este año oculto tras la mantilla, mantilla que por cierto, tanto ha dado a mi cofradía de la Esperanza. Por eso pido al vicepresidente de la Agrupación que me ayude a descubrir nuestro cartel 2010.
 
JESUS dice en su Palabra
un dicho muy acertado:
"Yo soy el Pan de la vida,
cree en mí y serás saciado."
Como fuente de agua viva
que siempre estará brotando
es el agua que Yo doy,
" Pruébala, te la estoy entregando"
 
Si tienes sed, ven y bebe,
dijo JESUS dando un paso
Si crees en mi Palabra
nunca vivirás en el ocaso.
Si tú sabes que te amo,
que siempre estoy a tu lado
no dudes ni un momento
que solo te has quedado
Derramé toda mi sangre
en la cruz, en el Calvario
para que tuvieras paz
y fueras justificado.
¿Por qué entonces te lamentas?
¿Por qué te sientes cargado?
¿Por qué no ensalzas mi Nombre
en vez de estar contrariado?
Mantén tus ojos en mí
y la FE te estaré dando
y verás que con paciencia
podrás seguir caminando.
Háblales de mí,
testifica los no salvados
Dales gracia a los demás
lo que por gracia yo te he dado.
Entonces tú tendrás gozo,
siempre estarás preparado
para ese grandioso día
en que yo vendré a buscaros.
 
Por eso goza de mí;
gusta de mí, Pueblo amado,
Deléitate en mi Palabra
que Jesús ha Resucitado.
 
Antes de abrir las puertas de este semana santa para solamente escuchar las maravillas de nuestra Semana mayor, os pido unos instantes, unos minutos, para recapacitar y penetrar en este mundo interno de Cofradías, porque si no lo hacemos este no sería un pregón objetivo, daríamos una visión idealizada y sesgada, posiblemente errónea, porque puede que la espectacularidad de lo visible, distorsione nuestro criterio, nuestra propia realidad.
 
Y os digo esto porque somos la punta de lanza de la movilización social y juvenil, y somos nosotros lo que debemos dar ejemplo a los cofrades del futuro para que este sentimiento, no se pierda y no pierda su sentido, su razón de ser. “Dejad que los niños se acerquen a mi” pero para mostrarles el camino hacia la vida, hacia Jesús. Los cofrades somos un grupo de personas que debemos analizar muy bien nuestros actos, debemos estar atentos y cuidar con gran esmero nuestra actitud, atentos a lo que hacemos y decimos, pues este mundo cofrade, casi sin darse cuenta, puede tornarse en actitudes soberbias, pueden convertirse en envidias e incluso llevarnos a posicionamientos egoístas, a jugar con el rumor y porque no decirlo al “marujeo” y eso queridos hermanos, no podemos permitírnoslo. Las cofradías estamos formadas por personas, por lo tanto, de sentimientos, sentimientos que se deben tener en cuenta, antes de decir o hacer cualquier cosa.
 
Más si cabe, cuando el enemigo de lo sagrado, el enemigo de nuestra religión usa en nuestra contra esas actitudes que, siendo para nosotros meras banalidades o tonterías y que no nos tomamos en serio, se convierten en las manos de los que nos critican, en grandes argumentos para atacar todo aquello que se relaciona con la Iglesia y con el cristianismo. No nos merecemos que por estos detalles demos alas a aquellos que solo ven nuestra labor de poner oro y plata en los tronos y no ven la limosna dada al necesitado. Aquellos que dicen que somos hipócritas ya que idolatramos imágenes e ídolos puestos en tronos y altares de oro y que eso va en contra de las tablas de la ley que bajo Moisés del monte Sinaí. Ignoran que idolatramos también el pequeño crucifijo de madera, colgado en nuestro cuello.
 
En definitiva y lo que quiero expresar aquí, es que debemos ser ejemplo constante ya que los enemigos del cristianismo, de la cultura hispana y europea, se sienten más fuertes que nunca y se fijan en nuestros errores y fallos para crucificar de nuevo a nuestro señor Jesucristo. Debemos entregarnos en manos de la seriedad y el decoro pero
no solo el día de nuestra procesión, sino también el día de las demás cofradías y de los 358 días restantes. Debemos olvidarnos de cachondeos y tertulias de bares, de escapadas y cañitas rápidas, durante las representaciones de nuestras hermandades. No podemos permitirnos el lujo de que ataquen a la institución de la iglesia por nuestro flanco. No podemos ser el cimiento débil sino el más compacto y fuerte.
 
La Semana Santa de Almuñécar tiene muchos años de historia. Vosotros sabéis mejor que nadie, que los días donde las Hermandades se hacen a la calle, son el resultado del esfuerzo y la dedicación de todo un año, día tras día de trabajo, juntos codo con codo… muchas cosas se han hecho bien y alguna otra se ha hecho mal. Sabemos que nunca se han hecho con mala intención y que todo se ha hecho desde la ilusión y el cariño a nuestros titulares, pero queridos hermanos, eso no basta, ya no hay excusas. Este mismo año, hemos dado un salto hacia el futuro, en este siglo XXI se han renovado las cofradías pero también la agrupación, savia nueva que inunda las venas y arterias de nuestra semana santa y que debe marcar un sendero de ilusión pero también de seriedad y compañerismo, de formación cristiana y de mejoría de nuestra imagen global, ante la gente que observa nuestra labor como personas que participan de la fiesta de la semana santa.
 
Debemos tener la ambición suficiente para mejorar, pero no ser ambiciosos. Debemos guiar a nuestras cofradías hacia una posición de comprensión con el resto de hermandades, de respeto mutuo y de admiración. Me da igual que lleves corbata o alpargata, verduguillo o fajín, capirote o mantilla. Me dan igual tus hábitos. Me da igual lo que te pongas.
 
Despojao de tus vestiduras
Todos nos parecemos al hombre
Que roto por las rozaduras
látigos de odio esconde
 
Señor tu eres mi camino
De espinas te coronaron
Creyeron que con sus burlas
Tu imperio era destronado
Caminas entre las piedras
Sangrante y menospreciado
Que a pesar de tus plegarias
En cada esquina te ves insultado
Te dejan caer sobre la cruz punzante
Y tus pasos todavía resuenan
Por las calles del castillo andaste
Y el aroma de tu amor se queda
Desnudo ante la muerte
No hay ropa que oculte que estas maltratao
Me disculpo ante ti y no puedo verte
sin ropa, desnudo y despojao.
 
Debemos mirarnos a los ojos y sentir conjuntamente esa pasión que nos hace a todos llorar ante nuestras imágenes, la que nos hace a todos sudar sangre, la que nos permite dejarnos los riñones al levantar el trono que nos hunde en el asfalto, la que nos hace a todos seguir caminando a pesar de las ampollas de los pies, en definitiva llevar el respeto por el hermano que sufre junto a nosotros y que vive la fe, igual que nosotros. Nos debemos sentir orgullosos de haber sido elegidos y regalados con el don de la fe por que sin la fe, todo esto no seria posible. La fe, además de conocerla, hay que vivirla.
 
Creo que no he perdido la fe
Cuando veo que te han descendido
Cuando incluso las estrellas
su brillo han perdido
Creo que no he perdido la fe
Al ver tu piel inerte pálido o amarillo
El mismo tono de la muerte
De las mantillas que suben al castillo
No he perdido la fe
Al ver tus pies que al suelo han caído
Que ni un atisbo de fuerza han tenido
Al descenderte con el sudario de sangre teñido
Ni este momento pierdo la fe
Cuando en tu rostro no veo la vida
Tu madre al alba de dolor henchida
De tristeza su alma esta derretida
Señor no pierdo la fe
A pesar de que ya no me miras
Tus sonrisas me son esquivas
Por ti mil llantos cofrades tendré
Padre mio,… no pierdo la fe.
 
Ser cofrade es una vocación y una elección libre: Vivir la fe en comunión con el hermano. Los cofrades somos hombres y mujeres, sin distinción de clases, ni de edades, con las ideas claras. Sabemos que el camino que hemos de seguir, no es otro, que vivir la fe de Cristo, alimentarla en la oración y la caridad, transmitirla y un día al año, el de la procesión, dar conjuntamente público testimonio de ella. Disfrutar de poder expresar públicamente la devoción y la fe que llevamos dentro. El Señor nos ofrece a los cofrades sexitanos un nuevo reto. En estos tiempos, en los que la sociedad se ha permitido el lujo de alejarse de Dios. En estos tiempos de relativismo y laicismo, en
los que cada uno pone los límites entre el bien y el mal, en los que se intenta marginar la religión y niegan nuestros valores y se ríen de ella desde las propias universidades.
 
En estos tiempos donde se desconocen la exigencia, evitan la coherencia y rechazan cualquier responsabilidad. En estos tiempos tan difíciles… es donde tenemos que aparecer, es el tiempo de los cofrades. A nuevos tiempos, nuevos retos. Y con la renovación de nuestras cofradías, de la adaptación de sus juntas de gobierno a los
estatutos marco, es el momento de fortalecer nuestra fe, de asentarla en roca firme, es el momento de la formación en nuestras cofradías. Formación, que nos va a permitir acercarnos y fortalecer nuestro encuentro con el Señor, pero también nos `permitirá dar respuestas contundentes a los retos que nos surjan tanto personales como colectivos y que van a poner a prueba nuestra fe.
 
Hermanos, ilustrémonos. Leamos los textos de nuestros sacerdotes. No nos quedemos con las visiones personales o mal estudiadas que puedan convertirnos en blanco directo de tantos y tantos ataques. Debemos repartir justicia a todos los que no la tienen. Debemos entregar justicia y esperanza para evitar que el odio y la mentira inunden nuestras casas. Cofrades, estudiemos. Conjuntamente con nuestros niños en las catequesis de la parroquia y en las clases de religión. Enseñémosles que el ser cristiano no es fácil, que el testimonio es lo primero, y a veces es muy frustrante, pero que la satisfacción de saberse hijos de Dios, es infinita. Hermanos cofrades, aprendamos. Aprendamos de las Sagradas Escrituras, Mariología, Ética, Moral, Doctrina de la Iglesia, para que en estos tiempos en los que se duda de Dios, se disfraza la Navidad o cualquier fiesta cristiana con términos espurios, en estos tiempos, en los que se nos parte el alma cuando quieren apartar los crucifijos que velan, por la buena educación de
nuestros hijos en los colegios. Que no nos tiemble la voz, para hablar de Dios y anunciarlo con fuerza. Que se está liberando de nuevo a Barrabas y solo se oyen sus gritos. Que no nos tiemble la voz, para defender la familia, la tradicional la nuestra, con padres y madres. El bien común, la dignidad de la persona y la solidaridad. Que no nos tiemble la voz, para proclamar que la vida es sólo de Dios y que los cofrades no aceptamos ni el aborto ni la eutanasia. Que se oigan nuestros gritos de paz, justicia y libertad que el cofrade sea el altavoz del cristianismo. Gritad hermanos que no nos van a ganar esta batalla. No podemos quedarnos en silencio.
 
El silencio mas agudo
Se presenta en la noche mas santa
Gritos sordos que no pudo
Contenerse en la garganta
Ríos de fuego te muestran
La dirección de tu camino
Que hacia el calvario te llevan
A ritmo de tambor cansino
No puedo mas que mirarte
Y de lagrimas mis ojos se llenan
Pues a la muerte entregaste
Expirando la vida entera
No quiero seguir ignorando
Que esta noche Almuñécar se rompe
Y aunque al castillo subes caminando
De la muerte ningún alma se esconde
Gritad hermanos a los cielos
Pues la muerte se lo ha llevado
Y esta noche aun recelo
que en tus pulmones la vida no ha expirado.
 
Cofrades, se nos avecinan nuevos tiempos, nuevos retos y estoy convencido que si nos lo proponemos, podemos ser los guías de este tiempo de oscuridad, podemos ser los lazarillos de los que desean ver la luz al final del túnel. Podemos ser los arcángeles que defienden la libertad y dignidad de las personas amenazadas por la laicidad y la mentira. Seamos valientes y afrontemos nuestro cometido con fe, porque juntos podemos.
 
Hermanos cofrades, nosotros somos cultura, tradición, arte y patrimonio, pero por encima de todo, religiosidad popular, Iglesia, Iglesia comprometida, valiente y actual. Una vez al año nos lanzamos a la calle con la confianza suficiente que nos da nuestra fe. Los cofrades no nos reservamos a Cristo para nosotros solos, sentimos la exigencia de llevarlo a los demás, pero utilizando nuestro propio estilo a nuestra manera, con nuestra estética y simbolismo, nuestros retratos de sonidos, colores y olores.
 
Que suenen las trompetas
Que irrumpan los tambores
Se llenen nuestras calles
De armoniosos sinsabores
De tus campos las mejores flores
de tus entrañas, los mas nobles metales
de mi tierra luz y belleza a raudales
sus gentes ponen la pasión
sus rincones todos su embrujo
yo no se si estoy soñando o
todo esto no es más que tu influjo
Almuñécar se prepara
para la más bella semana
en la que Dios se hace hombre
y se asoma a tu ventana
dadle todo el cariño
que como hombre está asustado
pues solo en una semana,
tendrá muerte y será resucitado.

Nos lanzamos a la calle para evangelizar, pero para evangelizar disfrutando, muchos esto no lo entienden, pero es que es como sabemos hacerlo los cofrades, para mostrar con nuestras Sagradas Imágenes a un Dios cercano que camina por la carrera, que se levanta por primera vez, en la plaza de Madrid o que se deja caer por la cuesta del Carmen y a su bendita Madre, que nunca lo deja solo y que siempre lo acompaña con sus llorosos luceros azules por las calles del P4 que llora junto a María Magdalena, en la calle Juan de la Cierva o que una centuria romana no la deja pasar, en la Plaza del Ayuntamiento.
 
Ya están las cofradías preparadas. Ya espera tras la puerta el nazareno que abraza la cruz guía, cruz que guía a nuestros niños, las insignias refulgentes portadas con cariño, y devoción, los nazarenos de cera que en su recogimiento, son ejemplo de fervor.
 
La borriquita irrumpe entre palmas y olivos, en la puerta de Granada. Un día de palmas y alegre bienvenida. De gozo colectivo porque Jesús entra en nuestro pueblo que le acoge devoto y expectante... Un río celeste que no termina, de orgullosos y sonrientes chiquillos, milagrosamente organizados. Y otro río paralelo, de madres y abuelas que no paran de estar pendientes… le arreglan a sus niños... ahora la faraona..., después el cíngulo..., la medalla… y después cualquier otra cosa, para que su niño vaya mejor que nadie… Y más guapo que ninguno. No cabe más orgullo en las calles sexitanas que este
domingo por la mañana. No será que todos nos convertimos en niños de ramos y olivos. Quizás por eso los hombres se dejan la barba para poder distinguirlos de los chiquillos. Ya están los hombres y mujeres preparados en sus varales, dispuestos a cumplir con su esfuerzo la más bella de las misiones, elevarnos hasta Dios.
 
Ya está la cofradía preparada. Y que duro se hace tenerla preparada… durante 365 días, un pueblo “trabaja” en silencio mientras unos pocos esculpen la arcilla cofrade. Porque estamos orgullosos de hacer Semana Santa, orgullosos de nuestro trabajo, pero agradecidos por tener a quienes comprenden nuestras ausencias constantes. También crean la semana santa las esposas que quedan solas en casa de los cofrades ausentes las noches de reuniones. También son semana santa, los niños que esperan en casa a sus madres que están ensayando bajo el paso. También son semana santa, las plegarias que piden por el pronto regreso, del que conduce hasta un orfebre de Sevilla. Es semana santa, los maridos que aguardan a que las camareras, terminen un remiendo en un manto. Todo esto es semana santa, noches de espera, noches que inventan este mundo mágico. Y a esto debemos sumarle aquel que compra un décimo, es semana santa, el que acompaña a un enfermo, es semana santa, el que dona un céntimo, es semana santa. ¡Es que ya esta aquí la semana santa!
 
Almuñécar vamos a la gloria,
vamos a vivir con intensidad
la pasión de nuestras gentes
sigamos esta estrella
que ilumina las noches claras
Y al que no le guste la semana santa
que no venga, que el cofrade va a disfrutar
de esta fiesta sexitana
no me callo, no me pares
no me da la gana
te luces tan llena de flores
que ni un arco iris puede igualarte
eres un lienzo de colores
ni mil pintores pueden retratarte
comienza la gran aventura
de tu días la luz me llena
de tus noches cálidas o frías
cofrades a la calle que quedan pocos días.
Ya esta aquí nuestra cuaresma
La época de sentimiento afligio
Me da igual que yo me pierda
Por tus calles, montes o ríos
¡¡Almuñécar a la gloria, a la gloria!!
A sentir con alegría
yo me subo a esta noria
que ya faltan pocos días.
 
Y aquí estoy, para anunciaros que dentro de treinta seis días, Almuñécar va a revivir el Misterio Pascual, el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Faltan treinta y seis días para mostrar como “Cristo al morir, destruyó nuestra muerte y resucitando glorioso, restauró la vida”. Claro esto parece muy sencillo pero debemos pararnos a pensar lo que para el Hijo de Dios debía de ser esto, pues conocía lo que le iba a pasar y la misión que tenia encomendada pero…imaginaros si a vosotros os dicen que os quedan 36 días. ¿Que haríamos?.... seguramente huiríamos de la muerte a un lugar lo más alejado posible pero Él no se marchó, afrontó con toda la fuerza humana lo que el destino le tenía preparado. Dolorido y arrodillado a la sombra nocturna de un fragante olivo. Oro y más oro le entregamos, por cada gota de sangre derramada. Sus manos abiertas que buscan una explicación imposible. Resignación de un Hijo que obediente busca en las calles de Almuñécar, un rincón donde calmar su dolor en oración, y entre olivos, nuestro señor sabiéndose muerto, se entregó a los vivos.
 
Faltan treinta y seis días para que Dios, el mismo Dios hecho hombre, y su bendita Madre caminen por nuestras calles, despojen a nuestro señor en la cueva siete palacios, se convierta el acueducto de la carrera en el huerto de Getsemaní. Azoten “al moreno” en Tetuán. Pidamos Perdón en el Arco del cine. Faltan treinta y seis días para que se haga el silencio en el castillo, Nazareno desde la avenida de Andalucía hasta el Paso del arco de derrumbadero. 36 días para que se encuentre con la Verónica en la plaza y sea elevado a la Cruz en otra plaza, la de la buena muerte. Treinta y seis días, para que descendido en el majuelo salga sangre y agua de su costado y sea trasladado bajo el Puente de San Sebastián, hasta el sepulcro de la calle Vélez. Treinta y seis días, para que gritemos con todas nuestras fuerzas que ha Resucitado, Resucitado para quedarse siempre con nosotros en esta bendita ciudad de Almuñécar. Salimos a la calle, a nuestro pueblo, Almuñécar, sintonía perfecta entre ella y sus cofradías.
 
Almuñécar, abierta y sencilla, hermosa, generosa y acogedora. Ciudad vieja, cruce de civilizaciones y aposento de culturas. Tierra que enamora, privilegiada, llena de embrujo y misterio, ni el mar se atreve a tocarla en esta época de primavera. Las olas te
mojan tímidamente para después retirarse y así poco a poco te hidratan de belleza te inundan de alegría, ¿de alegría…?
 
La alegría que me lleva
de la confusión al delirio
cuando veo al “moreno”
sobre columnas de martirio
No lo azotes más,
no ves que su dolor no se escucha,
que las lagrimas de sus mejillas,
nos entregan a su lucha,
“moreno” mira al cielo
que tu padre no te ha “oío”
pero aquí miles de gargantas
te gritan con poderío
ese arte que desbordan
tus cofrades sexitanos,
solo aquí lo encontrareis,
con el Cristo, de los Gitanos.
 
Almuñécar se prepara y un murmullo ronda nuestras calles y plazas, ya comienzan a engalanarse balcones y tribunas, empezamos a ver capirotes y bolsas con túnicas, los primeros itinerarios en las tiendas, los carteles empapelan escaparates, en las pastelerías torrijas y pestiños y arroz con leche. Almuñécar se prepara para su semana más grande, se pone guapa y se perfuma del azahar que ya explosiona en el aire, se serena y se viste de hermosura, todas sus callejuelas brillan de cal pura, mediterránea es mi tierra y su luz la oscuridad inunda. Se limpia con empeño la plata de nuestras medallas e insignias, Ciriales, mazas, bocinas, estandartes, faroles pero también limpiamos, nuestros cuerpos y corazones, limpiamos nuestra alma y la cubrimos con suaves aromas, para que nos impregne de ternura, que sale el cofrade a la calle con los ojos cargaos de hermosura, regalando puños de plegarias, de rosarios y alabanzas, el cofrade siente, vive y grita y nos entrega hasta su alma.
 
Y para Ella,
el mejor encaje, tisú o blonda,
el mejor terciopelo o damasco,
la mejor saya,
el mejor palio y el mejor manto.
El oro para Ella,
la plata para Ella,
la perla, la esmeralda, el nácar, el brillante y el marfil.
A Ti…, mi Madre "afligía"
no sé lo que dedicarte,
que aunque tu pena hago mía,
poca cosa es mi poesía
para poder consolarte.
No consigo imaginarme
desde mi mayor fervor,
mi miseria y mi torpeza,
si es más grande tu dolor
que sublime tu belleza
Por eso, sólo un suspiro
lanzo a tu paso alabanzas
que despiertan mil amores,
¡ay, Madre que templanza!
Te sigo por las calles de tu pueblo, ¡Marinera!
y pasas con esa gracia,
que me pierde tu poderío
parece que nos sufrieras
que el corazón no está encendío
como puedes seguir palante
si a cada paso la muerte espera
acaso no te inunda el miedo
Reina Mía, almuñequera
llévala sobre tus hombros
que en tus mecías solo veo elegancia
en la sangre llevas arte
y tu mirada, limpia constancia
con tu embrujo no me hiere
ni un puñal ni una lanza
y la mantilla que se emociona
al ver que tu dolor no alcanza
tu mirada cálida me atrapa
por sus calles sexitanas avanza
todos juntos gritadle guapa
que ha salió, La Esperanza.
 
Entusiasmo en los horquilleros, que acuden un año más a la cita con su hematoma intratable, preparados para tallarse y llevar sobre sus hombros la dulce carga de amor. Los hermanos nazarenos, que vienen a recoger su cirio y preguntan dónde está su sitio, con ganas de cruzar las calles que llevaran camino del calvario, al señor de mis amores.
 
¿Pesa mucho señor?
Por que me dicen tus ojos
que no es para tanto el madero
te miro y no se si eres mi nazareno
no veo tu trono de grana y oro
si no tu rostro cauto y sereno
puede que seas solo un hombre
que carece de toda riqueza
con una disculpa por nombre
que camina con gran fortaleza
creo que estas agotado
de tus caídas brotan heridas
escucha como eres aclamado
por silencios que doblan esquinas
perdón, nazareno , nazareno y perdón
no se distinguirte pero
me clavo tus espinas
hasta el corazón
adelante horquillero
llévale rumbo al cielo
desde el miércoles hasta el jueves
de su amor estamos llenos
ya no se me olvida su nombre
brilla como el centeno
en Almuñécar se hace hombre
Jesús el Nazareno.
 
Martillos, martelos y campanas. Todos bien preparados como siempre han estado. Trabajo incansable de los jefes de horquilla que desde siempre luchan por mantener el espíritu del horquillero preparado para el esfuerzo. Fuerza y honor, junto a pasión y devoción. Todos preparados para iniciar la festividad de la sangre, sangre que derramaremos por todos los que sufren, lagrimas que derramaremos para llevarles la gloria al más débil, la fiesta del amor inicia su camino. Almuñécar esta presta y prepara los tronos de su tierra, altares de oro y plata por sus gentes mecidos para portar a Jesús y a su bendita Madre para eso estos altares han nacido.
 
Por estos siete dolores
te pedimos, dulce Reina,
nos alcances de tu Hijo
por siempre la Gloria Eterna
 
Hacéis que un pueblo entero os aclame y os venere, se rinde ante tu hermosura, no llores mas, Madre de los Dolores que esto no durará mucho, que tu pena es la nuestra y la llevaremos a donde tu quieras, que en tu rostro veo solo belleza, que por ti sufro y me hinco las piedras y desde el suelo pego una levanta y grito ¡¡¡al cielo con ella!!! Que la Madre de Dios no debe llorar, su llanto es celestial, sus lagrimas coronas de estrellas, tus quejios salves marineras, tus caricias brisa almuñequera, tu regazo, abrigo ante el rechazo
 
Virgen de mis amores
Soy Esperancero y ante ti, me rompo
Madre de los Dolores
También te quiero y no me escondo.
Ajetreo esto es un ir y venir de gente.
 
Se acomodan los arbotantes, se asientan las tulipas y las ánforas, se fijan las barras y el techo del palio, se colocan el pollero, y las bambalinas, cera en nuestras candelerías en una perfecta simetría. Flores que se convierten en alfombras de claveles rojos. Rosas, lirios, gladiolos, nardos y azucenas ocupan el lugar preferente. Todos estos preparativos, para esperar… a la muerte.
 
Soñamos todos los días
con tener muy buena suerte
y al querer tan buena vida
nos asusta conocerte.
Ganándole tiempo al tiempo
vamos con prisa, impacientes;
pero sales al encuentro
y nadie puede esconderse.
Tengo miedo, lo confieso,
pero una esperanza abrigo:
que sólo Tú estés conmigo
en el día sin regreso.
A veces siento tristeza
cuando menciono tu nombre;
tal vez no sea tan hombre
o me falte la entereza.
El misterio de la vida
está en el vientre que late,
por eso busco enseguida
la dulzura de tu Madre.
Qué fácil hablar de Ella,
qué dulce me sale el canto;
a la noche de su manto
le sobra cualquier estrella.
Y a través de su dulzura,
no pienso en mi Cristo inerte
y ya no sientas amargura
si te nombro, Buena Muerte.
 
La mañana del viernes parece de nuevo el domingo de ramos, todo el mundo parece haber olvidado lo ocurrido durante la semana. He de confesar hoy un pequeño secreto, que el paso no lo vi hasta hace pocos años. Yo era muy dormilón y durante mi infancia la pase durmiendo en casa de mi abuela, tras pegarme un palizón el jueves santo vestido de nazareno enganchao a esa cuerda que nos llevaba arrastrando de un lado para otro. Y con la adolescencia, tras mi penitencia con mi querida Esperanza, nos íbamos de marcha y no nos acordábamos que el paso se celebraba por la mañana. Así que la pase también durmiendo, esta vez la mona. Hace cinco o seis años aproximadamente cuando ya era miembro de la Agrupación de Cofradías, no me quedo más remedio que ir al encuentro de la tradición de tradiciones.
 
Y allí estaba yo, después del madrugón… esperando en la plaza del ayuntamiento, me había colocado en un saliente junto a la tienda del anchuroso, y veía todas las esquinas de la plaza cuando se empieza a escuchar el murmullo y el sacerdote empezó a recitar, estaba emocionado. Yo disimulaba y hacia ver que esto yo ya lo conocía y que no me interesaba mucho pero, es que no lo había visto nunca, y me ponía de puntillas para no perderme detalle, pero haciendo como el que no está interesado. Mi amigo al verme en este estado de nerviosismo y que no me estaba quieto con gran preocupación me preguntó, “¿quillo si te estas meando nos vamos al bar de al lao?” A lo que yo conteste que no “es que estoy viendo a ver si veo a mi amigo Rafa Cervilla que mueve a San Juan.” Cuando ya mi nerviosismo no podía disimular y logre colocarme en un lugar donde veía todo, “la dolores”, “san juan”, “la verónica” y “al nazareno”, se escuchaban los primeros compases de los decretos eternos… llega el tio de los globos, más de 200 globos lleva ese tío en la mano, y se me pone delante, cambie la visión del nazareno por Doraimon, a San Juan por Pikachu. Ahí se acabo mi primera experiencia del Paso. Al año siguiente me subí a la casa de mi cuñao y pude ver que era una maravilla digna de
reconocimiento. No hagáis como yo y madrugad.
 
Almuñécar tras el viernes del paso en silencio se retira, solo queda la cruz del monte calvario, desnuda, sangrante, el pueblo queda inerte ante tan dolorosa muerte. Creemos que todo esta perdido y que ningún esfuerzo se merece, la alegría de tus calles tornada en tristeza se vuelve.
 
Que privilegio era poder hablarte a diario,
con palabras de amor y de cariño,
como se hablan una madre y un niño;
que privilegio poder ver
como tu aliento no me deja,
y poder leerte en los labios
frases tejidas como madejas,
ahora tendido en tus regazos
siento Piedad, por haberte dado
la muerte que te he regalado
dolor en siete flechazos
Quiero volver a ser cómplice de tu mirada,
hablarnos con los ojos, perderme en tus entrañas,
volver a estar dentro de ti
sin engaños ni patrañas,
sentir de nuevo que me amas
de tu consejo no me apartaría
de tus manos nunca me soltaría
tu ojos mi luz y guía
Sin alma en el cuerpo,
suplico perdón Madre enternecida
tu amor y tristeza no merezco
hondas son de piedad, mi herida.
 
Solemnidad por las calles de tu pasión, de tus lamentos, de tu sufrimiento. En una noche oscura, triste y con gran respeto, te llevo en tu urna hacia el reposo eterno.
 
Negra tormenta de negro;
negro luto de tiniebla,
negro ocaso inunda el cielo,
negros rostros que no tiemblan.
Grana y negro es el lecho
que mece tu cuerpo inerte;
negro el rostro horquillero
que acuna en hombro a la muerte.
Un velo de llanto cubre
tus calles encaladas,
tejiendo un manto de nubes
que la visten enlutada.
Y a los rostros de las flores,
de negro apagan perfumes;
ya adormecen sus colores,
horizontes de seda azules.
Ángel en dolor fundido,
vidriado ahogamos tu llanto;
sueñas un cuerpo dormido,
pálido en reflejos sin manto.
Destellos de azahar e incienso
aroman al Cristo Yacente;
en cirio sus cuatro luceros,
alumbran a la negra muerte.
Y al tercer día resucita.
 
Luminosas son las mañana del domingo de Resurrección, las campanas tocan a gloria con desbordada alegría, todas las cofradías en una se funden para celebrarlo, ¿tu de cual eres?, de san Juan, del nazareno del despojao. Hoy soy de todas, sus caminos que se han juntao, hoy toca una, del Cristo Resucitao. Se rompen las cadenas y quedan eliminadas todas las sombras, Cristo asciende victorioso del sepulcro portando la cruz dorada de la gloria, y el sol más radiante de la mañana que apenas ha tocado la cara de su madre en esta semana, atraviesa el cielo azul celeste para acariciar con sus rayos a la Reina de los Cielos.
 
“Alégrate, Maria
porque el Señor
a quien llevaste en tu seno,
ha resucitado”
Reina de los Cielos,
Virgen de la más gozosa mañana,
Estoy feliz por verte
de ángeles engalanada
Madre de la sonrisa,
Señora del regocijo,
alégrate que el que ha resucitado
no es otro que tu hijo.
Y este no es el final
sino el comienzo de lo que nunca olvidaremos
que Cristo estuvo en Almuñécar
rodeado de crisantemos,
una semana ha pasado
y parece que han sido un segundo
muerte, pasión y resurrección,
lo mas sagrado del mundo.
Después de tanto sufrimiento
Tu alegría irrumpe como un intruso
Se nota que eres la madre de Dios
Y tu nombre, Triunfo.
 
Los cofrades retomamos con ímpetu renovado el camino cotidiano de nuestro quehacer, camino de fe, camino de oración, camino de caridad, camino de formación y testimonio, camino de evangelización.
 
Almuñécar no me rechaces pues mis palabras son de aliento, aliento a tus gentes para que no olviden tus rincones cofrades, este cariño que desprendo para empujarte desde dentro, y llevarte al lugar que mereces en la historia de la semana santa andaluza. Hoy te he tenido sola para mi y te llevare siempre en mis recuerdos, tan solo quería impregnarme, de tus buenos sentimientos.
 
Cofrades atentos que nuestro tiempo ha llegado, no cejéis en el empeño que Dios nos está observando, desde el cielo nos sonríe y nos advierte que nuestros sufrimientos, dolores y desvelos no son más que el principio, pero que todos nuestros llantos y quebraderos de cabeza, se tornaran en jolgorio y eterna alegría. Gracias Almuñécar por dejar que haya paseado tus calles, visitado tus imágenes y conocido a tus gentes, es un orgullo quererte y mostrarlo desde este atril.
 
El sol ilumina tu cara
Con ternura te despierta
Eres sonrisa clara
Que en mis sueños mantengo alerta
Eres el Paraíso,
mi privilegio por tenerte,
mi cariño se torna enfermizo
pues soy esclavo de tu presente,
en tu futuro quiero envolverme
y bañarme junto a tus gentes.
Almuñécar niña mía
no quiero dejar de verte.
Llévame en tus recuerdos
que con estas palabras te anhelo
y no me moriré sin contarte
todo lo que a ti te quiero.
Desde la herradura a peña escrita
Taramay, San Sebastián con su pequeña ermita
No hay lugar de tu geografía
Que mi alma no derrita
Viva Almuñécar linda,
lo mejor del mundo entero
Cuando muera, aquí me quedo
Ya que seguro que no eres solo el mar
Sino también, el cielo.
 
He dicho.

ANTONIO GONZÁLEZ.


PREGÓN OFICIAL DE LA SEMANA SANTA DE ALMUÑÉCAR 2009.

Pregón:

Querido amigo.

Me ha pasado algo de lo más extraño.
Algo me oprime por dentro y no se explicarlo.
No terminado de amanecer, aún. Me despertó una brisa dulce y salada, el arrastrar de las pequeñas olas… Me despertó este precioso silencio.
No se ni como ni cuando quedé dormido sobre este colchón de arenas grises y templadas, ni siquiera se si anoche se me ‘fue la mano’ y bebí demasiado…
¡Qué tremendo dolor de cabeza!...
Pero no. No estoy de resaca, por Dios… Siento en mi interior un gozo tremendo y al mismo tiempo unas ganas enormes de echarme a llorar.

Querido amigo, desperté extasiado ante la visión del horizonte de mar que se dibujaba en este sur… porque creo que estoy en el sur…. En este sur que el sol saludaba iluminando tres curiosos peñones.

El último de todos se adentra en el mar como un náufrago solitario. El segundo de ellos parece inclinarse como una linda sirena que de él se hubiese enamorado… El tercero, el tercero es enorme, impresionante… Es, como explicarte, como un trozo de montaña que hubiese venido rodando hasta quedar anclado en la misma orilla de esta playa de mansedumbre y el agua tan clara que parece un lago. Este peñón me inquita y a la vez me atrae, y en esta mañana que despunta se me antoja como un libro abierto donde miles de años de la historia de la humanidad me estuvieran pasando ante los ojos.

¿Dónde estoy?. ¿Qué hago yo aquí?.
¿Cómo se llama esta playa, este lugar, estos peñones…?

La gente me mira. Tengo hambre, no hay nada de comer en mi mochila… ¡mi mochila!... No me falta nada, no me han robado. Es cierto… Vengo de lejos. Huele a primavera… A primavera. ¿Pero, donde estoy?... ¡Qué hermoso lugar!. Cuantas palmeras…. ¿Dios mío, has visto eso…?... En lo más alto del Peñón hay una Cruz.

Una Cruz


Señor cura párroco
Señor presidente de la Agrupación de cofradías y hermandades de Semana Santa
Señor alcalde
Queridos cofrades, mis queridos amigos.
Admirada compañera y presentadora, gracias por regalarme hoy tu tiempo en un día tan especial para ti.


¡Qué gentío se mueve en esta mañana radiante!. La mismísima Puerta de Granada parece que se ensancha para que corra por esta calle el caudal de alegría que inunda este hermosísimo pueblo que alfombra sus calles con amores y suspiros. ¡Cuanta gente!, ¡Cuántos aplausos!, ¡Qué murmullo!... Dicen que todos quieren verle la cara a la Reina de los cielos, cuentan que se acabó su llanto y que se ha vestido de azul para anunciarle a su pueblo marinero que El no ha muerto, que ha vuelto glorioso y resucitado… Y ha regresado aquí, ha ocurrido aquí el más grandioso y eterno de los milagros… No puedo, sino, quedar embargado ante lo que hoy están presenciando mis ojos, lo que hoy ve mi alma… Tu brazo se eleva al cielo, y Ella, mientras, la candidez de su sonrisa me regala como un Triunfo de los amores que encierra la increíble inocencia de su mirada… No hay sepulcros que valgan en esa última mañana… Ni tampoco llantos, ni desolación del alma… Fijaros en esa esquina y veréis como llega Ella y su preciosa estampa, luciendo el Triunfo en el brillo de sus ojos… Ojos que nunca podré olvidar, espléndida y dulce embajadora de la eternidad. ¡Qué guapa te veo esta mañana tan inmensa!....

Mis pasos no se detienen en esta ciudad que se entretiene a si misma acicalándose cada mañana, peinando sus callejuelas con bocanadas de aires ancestrales y perfumándose con los aromas afrutados de este permanente verdor que la rodea… Todo ello en la vorágine de una larga semana en la que mañanas, tardes y noches se confunden en una amalgama de colores, de sensaciones, de sentimientos y de mucha, mucha, muchísima devoción… Tanta que al toparme contigo, en la calle clavelitos, adivino en tu ímpetu juvenil una tremenda desazón y nerviosismo. Irás cubierto, pero el público adivinará en tus ojos la entrega total y el amor que te desborda portando cada Jueves Santo a tu Nazareno; sois muchos… Cada uno con su manera de ser, pero todos parejos por la ‘igualá’ del cariño tan grande que le tenéis al Cristo de Sánchez Mesa, a Jesús cuyos cabellos quieres acariciar, a Jesús cuya manera de mirar te tiene tan absorto que en el silencio de tu esfuerzo le prometes volver el año que viene, como todos cuantos os metéis bajo los varales de ese gran lienzo de rojo y dorado que dibuja el cariño encerrado en tantos años de devoción… Cada vez que pasa el Nazareno por cualquiera de tus calles, bello pueblo de tierra y mar, las paredes se estremecen y algo inmenso se anuncia en el aire. Todos quieren llevar tu expresión grabada en el alma y beber del desbordante amor que derraman tus ojos cuajados de dolor y pena. Todos llevamos un nazareno en nuestro interior, Señor no te miento… Y me sabrán a poco los instantes de esta pasión desbordada que esta ciudad de luz prepara para servir de marco a tu sufrimiento de siglos… ¡Todos a ayudarle a portar su cruz!.... ¡Todos a una con él para aliviar este horrible tormento!... Nazareno, que tú siempre seas, cada mañana, mi primer aliento… Por muchos años que pasen…

Años que no pasan en balde, años de querencias acumuladas que suman amores para ir bordándolas, paso a paso, sobre la dulce caída de tu manto. Tus manos se extienden cada viernes santo, desde la otra orilla de esta preciosa ciudad… Una roza con sus dedos San Sebastián y la otra deja caer pétalos de sangre sobre la mismísima Carrera… Y te llamaron Piedad, mi virgen viajera cuya legión de fieles la trae, la arropa, la acompaña…. La llora, para que en esa romería de penitencia, mientras cien hombros la portan, se de cuenta su pueblo de que la Misericordia es una paloma que ha venido a posarse sobre Tu hijo muerto, Señora, en esta maldita hora…. Vaya lección de precioso quehacer cofrade, que emoción y belleza; cuantos destellos dorados nos atraviesan a todos el mismísimo sentido…PIEDAD…. Qué palabra tan grande para bordar en oro en estos tiempos… ¿Me dejas, señora, limpiarte las mejillas; me permites dejar lozano tu rostro nacarado…?. Es que no quiero verte llorar más….

Misericordia, Señora. Si El ya no puede darnos nada. El se nos ha ido… ¿O todavía estamos a tiempo?... No podía imaginar su sufrimiento hasta que lo vi pasar, entre suspiros femeninos, en esta noche extraña de Miércoles Santo… ¡Quince años…. Quince años!.... Lo que me decía aquel hombrecillo me resultaba raro, ¿Quince años de qué?.... ¡Del Cristo!... Claro… ¡la Magdalena, la Magdalena!....Pronto adiviné que este hombre no estaba del todo bien, sonreía mientras veía pasar a Jesús caído e intentando levantarse bajo el peso de la cruz. El hombre sonreía pero su corazón lloraba. Y yo lloré con él, pues la realidad me dio un guantazo en ese momento cuando comprendí lo injustos que somos al llamar ‘tonticos’ a quienes sonríen cuando ven pasar a nuestros Cristos y vírgenes… ¿Tonticos quienes, los limpios de corazón, los que no tienen entendimiento pero sí un alma que no les cabe en el cuerpo?. ¿No será que los tontos son otros, aquellos que lucen su devoción como si fuese la condecoración de un ejército…?. Me quedo con mis tontos, los que no se pierden ni se perderán nunca una procesión… Me quedo con este tontico que una noche fría sonrió al Cristo del Perdón y como premio recibió todo el Consuelo del Mundo… Y me quedo con él porque estoy seguro de que el Señor lo miró de reojo y además le regaló un guiño, disimulando, mientras la Verónica le limpió su bendito rostro… Dios bendiga a estos seres excepcionales que llamamos tonticos… ¿Pero es que no nos da vergüenza?

¡Avergonzaos….! Parece decirnos el viento… La noche es oscura, pero él va con los brazos abiertos. Está rezando, orando, clamando, pidiendo e implorando por todos menos por él. Las palmeras de este pueblo parecen mecidas por aleteos de ángeles y el aire esparce aromas de mar desde Velilla hasta el corazón mismo de la antigua sexi. Su mirada se pierde en las brumas de esta noche de abril y casi se me antoja una aparición, algo irreal, cuando ese altar que camina entre las gentes representa ante mis ojos el Misterio del Huerto. ¿Imagináis la escena en un lugar perdido de vuestra fértil vega tropical?. ¡Qué grandeza!... Más hombros para que tu plegaria se extienda por todas las calles de la devoción que te espera… Vaya lección costalera… ¡Avergonzaos!, parece decir la noche. Y así es, hemos de agachar la cabeza porque estamos traicionando cada día la lección que cada Lunes Santo nos da, la lección que nos regala… Así que esta noche tiene que ser distinta, y cuando caminemos con él, le pediremos al Ángel que le diga al oído que nos de una nueva oportunidad para ser de nuevo sus hijos… Y ahora llévanos, capataz, al huerto de los corazones limpios.

Y limpio tiene que ser su corazón. Este nazareno que no conozco y que pasa junto a mí sin desviar la vista. Tiene que ser joven, de unos veinte o veinticinco años. Los justitos para arrimar el hombro al varal… Pero él ha escogido la soledad del nazareno, el recogimiento bajo el capillo, el acompañamiento consigo mismo… La ofrenda de la cera en vez de un puesto seguro bajo la almohadilla de ese impresionante monumento caoba desde el que supuran las heridas de un crucificado que llevas guardado, bien dentro, durante todo el año. Nadie sabe que estás ahí, en las filas, mientras se abre la iglesia del Salvador de para en par para que Cristo, en su agonía, colme de amor a un pueblo entero que lo espera extasiado mientras pronuncia su nombre: Buena Muerte. ¿Qué pinta un joven como tú alejado del paso?, ¿Qué amores o desamores te tienen tan enfadado con ti mismo para querer estar tan solo en esta tarde de sol eterno de Jueves Santo?. Nadie reparará en ti, nadie, salvo yo, se hará preguntas sobre un penitente del montón, uno más que forma parte del cortejo…. Un hábito más, un número… Lo que nadie sabe es que una bendita noche San Juan te tendió la mano sin que tú te dieras cuenta, y que tu Cristo… Ese Cristo que te contempla tras veinticinco años de historia y cuya foto te acompañó tantas noches de tormenta interior, ese Cristo fue tu tabla de salvación durante tu largo año de agonía, durante el año en que te batiste en lucha contigo mismo para expulsar la muerte de tus entrañas, de tus venas, de tu mente…..Hoy, si vas solo y vestido de nazareno muchos metros por delante de tu Cristo, que nadie se engañe, pues seguro que él te tiene a ti muy al ladito de su cuerpo herido… mientras la Amargura de su bendita madre se convierte en bálsamo para aliviar tanto sufrimiento como has vivido. Y esta noche, cuando la procesión se encierre, sentirás orgullo de ti mismo ante tu Cristo de la Buena Muerte, ante el que proclamarás tu promesa de ser buen hijo, quien sabe si mañana un mejor padre y un ejemplo para los que –como te pasó a ti- un día estén completamente perdidos. Tu, un día que creíste haber perdido para siempre a tu familia, a tus amigos, hoy vuelves a sonreír y a llorar bajo el capillo….

Perdidos… Es imposible no extraviarse. El verde invade las calles y plazuelas de este pueblo tan blanco. Se extiende como un suspiro largo, como un algo que te sube desde el estómago, como una inquietud. ¿A que se debe que esté tan nervioso?
María corre ajustándose los guantes cortos de encaje. No le falta de nada, ni su rosario, ni su peineta, ni su mantilla. Cuesta arriba la puerta de Granada tiene tela con los tacones… Nerviosa como ella misma, emocionada como una novia y feliz como una colegiala. Gente, más gente, mucha gente… ¡Qué gentío esta tarde!. ¿Pero qué pasa aquí hoy?. El pueblo entero suena a cornetas, retumba a tambores, huele a preciosa devoción verde… Sale ‘la capitana’ como diría mi amigo Dani, hoy voy a ver a LA ESPERANZA. Todo se trastoca en esta hora de embrujo y pasión, de bendita locura cofrade y de sueños vestidos de verde. ¿Qué contarte pues, de ese instante? sino que navega la Señora bajo un dosel de clamores, alfombrada su pena por macizos de flores… ¡Madre mía de mi alma… qué visión…!Que estampa tan bonita la de ese retablo de plata y verde que echa a andar a la calle para cobijar su llanto. Entre tanto arrebato, música, palmas, vivas, júbilo y olor a SEMANA SANTA, la Esperanza va a pasearse por un pueblo que la espera enamorado mientras el sol todavía no quiere marcharse del jueves Santo… ¿Qué es lo que tiene tu advocación que todos nos volvemos medio locos, que se nos va la cabeza cuando tu trono se lanza a navegar sobre ese mar de criaturas que te portan como si fuese la escuadra de la gloria?. Yo lo se… Como lo sabe María, que te acompañará esta noche, eres a la vez aurora y ocaso, sol y luna, terciopelo y raso… ¡Corre, María, que llegas tarde para acompañar a tu virgen marinera!. No te preocupes por tu marido ni por tu niño, de apenas un año, que ya están esperándote para verte pasar en la Carrera… ¡Corre, María… Que la Esperanza se muere de pena!....

Cuanta pena. La pena se está derramando por las almenas del Castillo. Hay un barrio entero vestido de luto… Un barrio convertido en calvario y calles trazadas como un vía crucis de dolor. El mar está tan cerca que nos trae ecos de la historia lejana de este pueblo… Pero esta noche no arribarán a tus orillas fenicios, ni romanos.. Ni desde las preciosas alturas de este barrio llegará el olor de salazones del Majuelo… Esta noche solo acudirá a su cita de cada año el más negro de los augurios. Cristo ha muerto y a la luna se le han caído los ojos y sus pestañas rozan los muros del castillo de San Miguel…. Ha corrido la voz para que se callen las voces: Están bajando al Señor desclavándole con mimo para que no despierte. Para que no despierte. Escaleras y sudarios, manos y llanto… ¿Cómo ha podido este pueblo convertir en algo bello el momento más amargo?. Desciende el cuerpo de Cristo, ayudado por su barrio, mientras se muere por dentro su madre en su desamparo… Y para que el cielo le limpie las lágrimas que va derramando, la noche empieza a correr para que amanezca temprano y te puedan llamar Reina del Alba mientras el sol le da besos a la mañana del Jueves Santo.

Esa madrugada ha sido densa y larga. El miércoles se convierte en varios miércoles y he de correr de un sitio a otro, dejándome llevar por una inexplicable emoción. Tengo ansias de belleza y de tristeza a la vez. De música y de silencios… Y me rompe el silencio el típico ´gracioso´ y muy entendido en cuestiones y pompas cofrades ¡Ja… Anda que estos… Ya les vale… ¿Es que pega aquí una procesión de silencio?. Buena banda yo les metía?!. … A este cofrade de pro se le ha debido olvidar que el recogimiento, la oración, el silencio… son nuestro mejor medio para hablar con El, para comunicarnos con El, para contarle nuestras cosas. Por eso mismo no puedo, por menos, que rendirme a la magia y a la preciosidad de una procesión sencilla y humilde, pero con tal carga de fe y de respeto que su presencia en las calles es un acto de purificación; un acto de generosidad cristiana, de valor y de perseverancia. Cristo ha expirado en la noche sexitana; se nos ha ido en un suspiro con olor a lirio… Si de verdad, cofrade de pro…. Crees que a esta procesión le hace falta una banda, vete a las filas cubierto y escucharás la banda sonora de tu corazón, justo en el preciso momento en que Cristo pase a tu lado y te de su bendición; y en el silencio de su tránsito le de consuelo a los que, aún sin amarlo…. Lo necesitan tanto….

Este pueblo se estrecha en la intimidad de las procesiones; se repliega para darse el gusto de poder orar en torno a sus imágenes, comprimiendo historia y presente; la tradición y la evolución cofradiera. Pueblo de costumbres y pueblo abierto a las formas y maneras que se adoptan como propias y se aderezan con la impronta y la genialidad del espíritu creativo de la antigua Sexi. Yo no se, de verdad, como y en qué momento me quedé prendado de sus ojos, de su rostro de joven madre que tan sublime vestimenta luce en esa tarde en la que aún no hay lugar para lágrimas, en la que aún y a pesar de lo que ya ocurre aún mantienes la esperanza en que no pasará lo peor. Paso de indudable regusto cofrade y exquisito andar costalero para aliviar el temor de esta princesa celestial que nos enamora y que nos arrastra tras ella en su caminar por las estrecheces de este caserío. ¡Dígame, abuela…. ¿Cómo se llama esa preciosa Señora?!. … Es la virgen de la Salud, joven… ¡No ve que cara tan lozana!.
Y así debe ser, así tiene tanta prisa por encontrar al que llevan preso más adelante, al que quiere curar antes que le sangren las heridas, al que quiere tumbar en su regazo, antes de que le quiten la vida… Le arrancan los ropajes y Ella llora más todavía, lo azotarán y su Madre querrá cambiarse por él para que el fruto de sus entrañas no pase por el calvario que se anuncia en el horizonte de la pasión. Los costaleros y las costaleras sudan y sufren; pero esta noche dormirán con la sonrisa pintada en los labios, porque llevarán en sus corazones bien grabada la lección de compañerismo que siempre regalan el respiradero y los faldones… ¡Cuanta amistad se ve, se palpa, se mete por los poros de la piel!.
¡Semana Santa no es Semana Santa si el amor no corre sin tapujos ni prejuicios!. Habrá tantos pequeños y hermosos momentos que al cabo de los años no nos cabrán en el corazón…
Aunque Ella, esta noche, se ha quedado sin él. No quiero ni mirarla a la cara para no herirla más. Lo ha perdido todo, todo, dejándola en la más absoluta soledad y amparada únicamente en una madrugada negra y oscura, silenciosa y casi tenebrosa…. Y, a pesar de todo, sigo viéndote hermosa. Todo aquel que camina con ella está presente al mismo tiempo en este tremendo velatorio en el que se han apagado hasta los llantos, ocultos pro el arrastrar de pasos por el empedrado. Es muy tarde, muy tarde. El cortejo avanza y la Soledad está cada vez más desgarrada mientras El es solo un cuerpo muerto, apagado para siempre, maltratado, abandonado a su suerte, amoratado y cubierto de sangre seca… Y, sin embargo, de su última expresión brota la misericordia como legado y testamento para la humanidad. Aún hay gente en estas calles. Huele a mar y esta noche las palmeras no se mueven….
Que el relente no mancille su cuerpo, ni la brisa intente colarse con las heridas. Que su sepulcro de cristal lo aísle, si puede ser, del mundo que tanto lo ha despreciado. Todos lo hemos despreciado, y lo hacemos día tras día ignorando a los demás, como si también estuviesen detrás de un cristal. Quiero en este momento que ese sepulcro sea una fortaleza, para que no sepas lo mal que lo hacemos y cuanto destrozamos a cada minuto los principios más elementales de la caridad y comprensión humana… ¡Papá… porque llevan a ese Hombre metido en una caja de cristal!... Para que podamos ver mejor el daño tan grande que le hemos hecho…

Un daño que está matando lenta e inexorablemente a quien más le quiso en este mundo, a quien lleva clavados mil puñales atravesándole el corazón, a la Señora de la noche cofrade sexitana, al bastión de la devoción más grande de esta tierra y al símbolo mariano de la fe y el amor sin límites: La Virgen de los Dolores. Te veré más veces en la calle, esta Semana Santa, pero esta noche de Jueves solo siento ganas de darte un grito de ¡Madre! y caminar guiado por las estrellas que luce tu manto de negro presagio. Déjame posar mis manos sobre tus hombros, o sujetar tu palio… Déjame recoger tu pañuelo o colocar una flor en tu paso… Déjame ser tu portador, caminar descalzo, llevar una vela para ir abriendo camino en esta oscuridad tan horrible que se ha adueñado de mi corazón cansado. Dolores de madre, dolores de Jueves Santo, dolores te gritan las gentes que acuden al amparo de tu llanto… porque has sido, eres y serás el refugio de un pueblo entero que esta noche, de verte sufrir, está llorando.

"¿Qué pasa, Manué, te va a dar algo?. Cada año que pasa te pasa lo mismo. Y eso que aún no son las nueve y media de la noche. Mira que te ha dicho el médico que no hagas tonterías, que te va a dar un jamacuco con la tensión. Mira Manué… No me des una irritación que nos volvemos… eh… Como se entere el niño vamos a tener tonterías.. Y mu gordas…."
Pero Manué no atiende a razones. Como tantos otros que vienen desde todos los pueblos de la comarca, tiene el Martes Santo ‘pillado’ en el calendario. Y no valen ni jamacucos, ni tensión, ni ‘puñetas al sol’. Manué lo dice muy claro… "¡Hoy manda el Cristo!". ¡Y vaya que manda el Cristo, y qué Cristo!. Yo no salgo de mi asombro. Qué precioso jaleo, qué hermoso bullicio, que gente tan entregada, tan enamorada de un Cristo, que gente tan comprometida, tan sentida, tan inmensamente feliz, tan emocionada. Esta gente no se oculta para llorar, llora cantando y cantando sale y regresa El Cristo de los Gitanos, el Cristo amarrado a la columna. Mira, Manué, esta noche es tuya y él procurará que no te de algo malo. Vete y camina junto a él y verás como nada te cansará…. Y que esta noche no le falten hombros, ni mantillas, que no paren de cantarle, que no se acabe este fervor y esta multitud, que no termine nunca este pueblo de gritarte por bendito que eres y por el arte que esta noche está empapando el aire… ¡Ole tu bendita estampa!, ¡Ole tu morena cara!, ¡Ole tu melena!, ¡Ole tus andares!. ¡Ole… -Y que la Virgen me perdone…- Hasta la madre que te tuvo de sus entrañas!...

¡Y, ahora Manué, cántale una saeta… que están esperando para tocarte las palmas todos los ángeles del cielo!.

Ángeles, deben ser ellos los que tienen todo este jaleo armado. Hay tanta luz que no veo y asomado a la baranda del Altillo me quedo extasiado mirando un mar cercano y lejano, plateado y que me susurra historias ancestrales, que me cuenta momentos inolvidables de una preciosa noche de verano en que una pequeña imagen se lleva, mar adentro, el cariño de todos los habitantes de este pueblo y los convierte en extraordinarios fuegos artificiales… ¿Porqué soy tan feliz aquí?... ¿Porqué me tiene tan enamorado este sitio?... ¿Cuánto sol, cuanta luz?. Algo bueno va a pasar porque repican las campanas de la Encarnación… Yo quiero correr hacia allá, yo quiero dejarme crecer una barba larga y bien oscura, yo quiero llevar hábito y faraona como ese hombre o como ese otro…. ¡Mira el chavalillo que gracioso vestidito de hebreo!... ¡Y su madre también….! ¿Qué pasa ahora aquí…?.
¡Corre nene que este año salimos, que este año no llueve, que este año nos vamos con ‘la borriquita!.
¡Y yo también!. ¡Qué alegría me da verte, Señor. Yo que no se que me pasa y que creí verte muerto hace unos días. Yo que no se que tengo que me dio por pensar en verte herido y clavado en una cruz…. ¡Mírate ahora!, aclamado por miles de hombres, mujeres y niños… Saludado por miles de ramitas de olivo… caminando sobre un prado de flores tejido por el cariño de tus hijos. Música y más música; calor, clamor, amor y una chiquillería que intenta superar en ruido a los sones de la banda… Jesús está entrando ya…. Llega a la ciudad envuelto en un estrépito inexplicable y tan hermoso que quiero cantar, chillar, gritar alto para que en todo el mundo se enteren de que siempre prevalecerá El y solo El…. Mira este pueblo, mira que bonito está hoy…. Parece un lugar lejano, muy lejano de hace casi dos mil años… ¡Cuanta luz recibe a Jesús en la borriquita!.

Y he aquí que estoy enamorado y embriagado. He absorbido tantas emociones que solo quiero contarles a todos que este lugar es mágico y casi celestial…

Claro… No podía ser otro sitio que Almuñécar, ALMUÑÉCAR, la ciudad que te hará sentir de mil formas diferentes; el balcón cofrade desde el que se asoman todos los estilos posibles. Cuna y origen de tradiciones, de devociones, de arte y pasión imaginero. Es la ciudad que sale de casa y abarrota el centro en la mañana del Viernes Santo… Marco y momento sin límite de de la autenticidad y valor popular y religioso… Mañana de corazones encogidos y lanzas en alto… Mañana, también, de abrazos sinceros entre cofrades, entre hermanos. ¡El Paso!... Legiones romanas tomando al asalto las calles de un pueblo que se convierte en el gran escenario de una pasión siempre nueva, siempre distinta, siempre conmovedora… La Almuñécar que rompe en Semana Santa su letargo de noches de invierno repletas de ensayos, de traslados… de programas de radio que te cuentan cada semana qué se cuece en sus hermandades… De mil entradas a la web de ‘Almuñécar Cofrade’ para empaparnos de todo lo que hay, lo que se prepara, lo que se vaticina… La ciudad donde el Viernes de Dolores adquiere una impronta singular, única y de apretado sentimiento. La ciudad donde se esparce el sonido siempre envolvente de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, heredera de una larga trayectoria de reconocida calidad de las formaciones musicales sexitanas. Mañanas, tardes y noches de presentaciones de carteles, del memorial que lleva el nombre, siempre presente y recordado, de Francisco Muñoz Heredia; de publicaciones semana-santeras de renombre, de la agrupación y de su querido y estimado presidente, de la carrera oficial, del maravilloso escenario de tus barrios, de tus encantos de pueblo grande, de tus horquillaros y horquillaras, costaleros, costaleras, portadores, madrinas, nazarenos… De la brisilla que se entremezcla en tus cabellos, María Magdalena… De los besamanos, de los paseos que damos imaginando el recorrido de nuestras procesiones….De cuantos amigos tengo aquí.. De una noche ya muy lejana en que soñé despierto mientras miraba Almuñécar desde lo más alto del peñón del Santo…

Comienzo a cerrar los ojos y escucho un maravilloso fondo de marchas procesionales, camino despacio tirando de las riendas para que camine la Borriquita mientras aprieto con fuerza una pequeña ramita de olivo… Alguien se acerca a mí y me susurra un poema.
No te sientas extraño
En este mar pintado de verde
Con orillas de fértil tierra
No sufras si te vas
Porque volverás siempre
En tu mente despierta
No me digas adiós
Sino abrázame fuerte
Llevándome en tu maleta
No me abandones nunca
Recuérdame mientras vivas…
Y no te olvides que me llamo… ALMUÑÉCAR

¿Almuñécar?

¿Es ahí donde estoy?. Se ve que me he vuelto a quedar dormido. ¡Como molesta el sol!.
Querido amigo….Vaya noche tan mala que he pasado. … Pero … Ahora se como se llaman los sitios. Ese es el peñón del Santo… Y aquel lejano, el de afuera… Y esta playa tan quieta es Puerta del Mar… ¿O tal vez la puerta del cielo?.
Vaya sueño tan raro que he tenido. Me he pasado un montón de días y noches de un sitio a otro, como los locos. Hasta me emocionaba y lloraba… Y me contaban historias tristes o reconfortantes; veía gentes dejarse arrastrar por las emociones, observé como barrios enteros caminaban en romería tras de imágenes….
He soñado tanto, tanto que todavía soy incapaz de afirmar, a ciencia cierta, que estoy totalmente despierto. Cogeré mi mochila y seguiré mi camino, pero dejaré aquí mi corazón.

ALMUÑÉCAR… Me la has jugado, me has embrujado con tus calles, con tus plazas, con tus tradiciones, con tus amores, con tus devaneos, con tu mar. Almuñécar, he soñado con algo que se llamaba Semana Santa… Podría creer que todo ha sido un sueño, sino fuera porque me he despertado con esto en la mano…
…. Y encima tengo unas ganas inmensas de llorar y reír a la vez.

GRACIAS AMIGOS por vuestro cariño.
Hasta siempre.

FERMIN ANGUITA FORTES.
 

 
 
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